lunes, 22 de septiembre de 2014

LOS MEJORES AÑOS DEL CINE SOLVAY

Este artículo ha sido publicado en la revista editada con motivo de las Fiestas de La Salud de 1.999 y firmado por Enrique Rodríguez Cabo.

LOS MEJORES AÑOS DEL CINE SOLVAY
Uno de los cambios más significativos que se observaron en la sociedad durante las últimas décadas, fue la evolución del cine en los canales de exhibición y en el retroceso de la influencia que antes tenía en las gentes.
La zona de Lieres no fue una excepción en cuanto al declive que sufrió el cine en España, y, después de un tiempo de prolongada languidez, el Cine Solvay cerró sus puertas igual que lo hicieron otras salas en otras villas.
Pero antes de la triste desaparición de la actividad del Cine Solvay, este mismo local conoció un época espléndida, especialmente después  de su traslado de Los Cuarteles a su ubicación definitiva en la Pedrera. Fueron los años cincuenta y sesenta cuando los domingos constituían una cita obligada en torno al cine para aprovisionarse de la entrada correspondiente para la proyección. Eran tiempos en los que había menos opción para el esparcimiento y el ocio.
Tras el cierre del baile de Silvino y sin los medios de transporte que conocemos hoy para elegir puntos de encuentro en otros lugares con diferentes juventudes, el entorno del casino es el que concentraba a personas de todas las edades a la espera de asistir a cualquiera de las tres sesiones dominicales.
El auge de la televisión aún no había llegado, los juegos de azaar no tenían autorización y la posesión del coche particular estaba lejos todavía. Solo existía el fútbol como algo que suscitaba la atención por el espectáculo. Pero los partidos no restaban público al cine ya que se podía contabilizar una y otra función. Por ejemplo, el ingenioso y recordado Goyo, estaba presente en el Omeo aplaudiendo enfervorizado los hábiles goles de Ceferino, para a continuación cumplir su labor de orientación y acomodo en el cine.
Excepto en el verano, habitualmente las funciones de los domingos siempre estaban a rebosar. Y en  casos cuando la película llegaba precedida de fama popular, los regidores del cine tenían que habilitar sillas en los pasillos paea absorver la demanda d entradas. Títulos como ""Sissi", "Vacaciones en Roma", "Jandro", o cualquiera de los interpretados por Carmen Sevilla y Sara Montiel, levantaban los más encendidos entusiasmos, y, más de una vez se celebraron sesiones los lunes para responder a las peticiones de los espectadores.
No faltaba puntualmente el autocar procedente de Sariego, con gentes que incrementaban la afluencia a la función de las siete de la tarde. Por lo tanto, el Cine Solvay no solo desarrolló una encomable labor social en las proximidades de Lieres, sino que ejerció más allá de sus límites un servicio de diversión e incluso sentimental.
La tímida aparición de la televisión se fue imponiendo poco a poco y, los antiguos espectadores de cine dejaron de acudir a su cita dominical, para permanecer en sus casas al lado del televisor, por la comodidad que suponía tener toda una serie de programas a su alcance, sin la necesidad de efectuar  desplazamientos  a veces a las inclemencias de la lluvia y el frío. Ahí radicó el ocaso del cine en todas aquellas medianas villas y localidades. La televisión con su poder de convocatoria y los medios a su alcance para llevar el punto de novedad aunque fueran imágenes en blanco y negro, terminó con la época dorada del cine en Nava, Sariego, Pola de Siero y, sobre todo, en Lieres.
Hoy en día, el cine sigue gozando de muy buena salud, aunque, paradójicamente existan menos salas de proyección. Son otras formas de difusión las que imponen los nuevos tiempos. Además de los cines de estreno en las principales cuidades, existe una importante programación de películas en las diferentes cadenas de televisión, y, quedan los videoclubs con la oferta de novedades del mercado. Sin embargo ver cine en televisión no alcanza la magia del local oscuro y el interés dirigido por lo que estás viendo.
Recordar el Cine Solvay es un ejercício de memoria sentimental para los que vivieron aquellos años en los que había películas con más o menos calidad que las de ahora. Lo que tienen esos títulos vistos a la altura se estos momentos, es que se rememoran como si el tiempo se hubiera detenido en aquel periodo y, se ven con la nostalgia siempre favorable, aunque no sean tan agradables las vivencias de aquellas fechas.
Pero es cierto que el Cine Solvay proporcionó distracción, apasionamiento y motivo de compañía a personas de todas las edades, cuando no abundaban ocasiones para la diversión. Por todo ello siempre le recordamos con un gran afecto.

Enrique Rodríguez Cabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario